
Una historia puede cambiarte la vida. Una historia de alguien como tú, con las mismas herramientas y los mismos contactos. En plena guerra, con un estado de pobreza superior al tuyo, o con un estado de enfermedad que no desearías a nadie. En las peores circunstancias las heroínas dan un paso adelante, y además, donde nadie las espera. Ese es mi verdadero escenario, no importa el lugar: esas son las historias que me gusta contar. Sobretodo cuando son historias reales. Porque son las historias que te transforman en una persona mejor: da igual tu sexo, tu raza o tus creencias. Porque sabes que si la protagonista pudo, tú también puedes hacerlo.
Es fundamental tener buenos referentes. Y sí: sí importa si son parecidos a ti o no. Te sientes más identificada con quien más se parece a ti. En cualquier lugar, necesitamos buenos referentes: tanto como tener buenas amistades. Nuestro entorno y las historias que nos llegan son nuestro ejemplo y aprendemos de ellas queramos o no. Nos acompañan. En ocasiones es difícil rodearse de personas más valerosas o valientes. Pero las historias pueden llegar a todo el mundo… si las contamos bien.
Si la primera clave para empoderar a las niñas y a las mujeres son las historias que les hacemos llegar, la segunda es convertirlas en protagonistas. Necesitamos que con sus manos consigan hacer algo que no imaginaban que eran capaces de hacer. Es por esto que en mis actividades las alumnas participan haciendo experimentos, también en las actividades online. Y además, hay espacio para preguntas al final, porque también te transformas cuando eres escuchada con atención. Tus preguntas importan, y por lo tanto tú también.
CONOCER REFERENTES, SER PROTAGONISTAS, Y SER ESCUCHADAS. No es tan difícil. Ahora sólo hay que tomar acción. Si te apetece saber cómo, te propongo una magnífica actividad ONLINE GRATUITA. Tienes más información en el siguiente botón: